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NOTICIAS : GRANDES VINOS DEL BICENTENARIO

Mendoza y vino no pueden ser pensados por separado. A través de la historia el vínculo entre ellos se ha arraigado como la vid a la tierra. Doscientos años de historia mendocina signada por el trabajo de hombres y mujeres que hacen del vino y de la tierra su pasión.
Desde fines del siglo XVIII hasta la actualidad la viticultura mendocina ha experimentado notables transformaciones. Sin embargo hay marcas que han trascendido en el tiempo y se han institucionalizado como emblemas, recuerdos y anécdotas por varias generaciones.
Arizu, Flichman, Goyenechea, Escorihuela, Bianchi y López son sólo algunos de los apellidos que han dejado su huella en la historia vitivinícola de la provincia. Su dedicación y empeño por la excelencia fue el origen de una cepa sólida que dio como fruto vinos clásicos, los cuales comenzaron a ser parte irremplazable de la mesa de los argentinos desde hace más de 50 años y aún hoy se mantienen vigentes.
De esta manera, desde la representativa caramañola de San Felipe, cuyo origen se remonta a la década del '20; o el noble Caballero de la Cepa, creado por la bodega Flichman; hasta ejemplares de mármol como Pont L' évêque de Escorihuela, "el vino de Perón"; Don Valentín de Bodega Bianchi o Norton, son los clásicos que mantienen viva, a través de los años, la historia de la vendimia mendocina.
Fuente: Diario Los Andes

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